Un año más hemos asistido al espectáculo del “salto de la reja” en la Romería de la Virgen del Rocío, en Almonte, Huelva. Según mi escaso conocimiento del tema, una vez que han desfilado por la Ermita todas las Cofradías asistentes, empieza un intenso deseo de iniciar cuanto antes la procesión con la imagen de La Virgen , y cada año, los hermanos pueden aguantar menos y asaltan el lugar, saltan la reja y si no la abrieran, serían capaces de sacarla por encima de la misma.
Sólo los almonteños tienen derecho a transportar la imagen en su trono y podemos ver año tras año el desdichado y lamentable espectáculo de ver cómo se abalanzan, se “pelean” por tener el honor de agarrarse a las andas como diciendo “de aquí no me saca nadie”, de cómo casi hacen caer la imagen, tumbada de medio lado, arriba con ella, del otro lado, mientras intentan torpemente bailarla, en fin un bochornoso espectáculo retransmitido a todo el mundo. Imagen española al mundo. Y si a alguien le meten un micrófono suelta “esto es lo más grande del mundo. Uztede no zabei lo que eh ezo”. Y ya está, justificado. Y mañana a la vida diaria.
Harían bien los almonteños en explicar cada año, en una campaña de imagen, qué actividades tienen las cofradías rocieras a lo largo del año, qué fines buscan, cuales son sus objetivos, que el camino no es cachondeo, que es recogimiento y oración, qué ayudas sociales prestan, qué supone económicamente la Romería para la región, para los artesanos, para la hostelería. Y cómo no, harían bien en exportar al resto de España y al mundo una imagen más acorde con la contención espiritual, más organizada, sin perder de vista el hecho diferencial andaluz, pero que no sume a lo de “a España, a destrozar”.
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