martes, 18 de diciembre de 2012

PRIVATIZACIONES

Yo también soy funcionario y no quisiera que privatizaran el servicio público que presto. ¿Por qué, porque iba a ser peor para el usuario?, ¿porque iba a ser más caro?, ¿porque vería peligrar mi puesto de trabajo?, ¿porque íbamos a cobrar menos?. Pues no, por que iba a trabajar como un cabrón, por que se iba a acabar el ¡huy cuánto trabajo tengo!, porque nos estarían evaluando constantemente, por que tendría que enfrentarme a mis subordinados de una vez, porque no podría hacer uso indiscriminado de todos los medios que me diera la gana utilizar, porque todo estaría racionado, reglamentado, administrado hasta las últimas consecuencias, porque me cotejarían las bajas, porque los administrados al no recibir el mismo trato buenista que recibe del Estado y le dijeran esto es lo que hay y aquí está la ley, la tomarían con  el empleado durante años, hasta que entendieran que se acabó lo que se daba, que dos y dos son cuatro y no hay más cera que la que arde, porque el Estado estaría mejor ¡pero yo estaría peor! y ¡¡¡yo no quiero estar peor!!! y que se mueran los feos.
La privatización del servicio público es absolutamente necesario, no va a suponer vender nada público, ni dar menos al administrado, pero sí va a suponer dar lo justo y necesario, va a suponer maximizar los recursos tanto materiales como humanos y además va a producir una ganancia a las empresas que lo gestionen.
Yo por mi parte no quisiera, egoístamente, estar en el pellejo de los funcionarios que van a estar bajo la gestión de una empresa privada, aunque tampoco me asusta, e incluso podréis verme si me toca, enarbolando la bandera de lo público, pero es mejor para la España que se avecina, pero eso si, con el hacha de los derechos laborales en alto, vigilantes de los derechos como usuarios y sin temblarnos el pulso.
España no debe tener los servicios público que quiere, sino los que puede y los funcionarios deben estar mejor pagados que en la empresa privada y deben seleccionar a los mejores, ser funcionario debe ser un orgullo laboral.

No estas de acuerdo, ¿verdad?, pues para comentar, pincha en hacer un comentario, pincha comentar como, elige nombre URL y pon tu nombre, demuestra que no eres una máquina y rellena los números y letras borrosas que salen y da publicar.


sábado, 1 de diciembre de 2012

INTOCABLE: PELÍCULA DE MODA

La película de los directores y guionistas Olivier Nakache y Eric Toledano ha saltado a las noticias culturales de los medios de comunicación, tras ser proclamada como la más taquillera de habla no inglesa de la historia y eso que la historia ya la vimos en aquella peli en la que un Teniente Coronel ciego, al Pacino, contrata los servicios de un lazarillo, un estudiante becado a quién el invidente le hace la vida imposible y termina surgiendo una gran amistad.
En este caso, un archimillonario tatraplégico contrata los servicios de un inmigrante recién salido de la cárcel y después de algunas diferencias surge una bonita amistad.
La obra es un film agradable de ver, amable, muy bien rodado y fotografiado y con excelentes trabajos tanto  de  sus actores protagonistas, Francis Clucet (Philippe) y Omar Sy (Driss) como de los secundarios, así como unas buenas fotografía y banda sonora.
La cuestión es que no se porqué sorprende la historia, ya vista en el cine que no es otra que la difícil relación entre dos personas de distinta extracción social, más aún cuando quien tiene la voz cantante es el de más alta condición. Lo desquiciante es la gracia que le hace al público que un negrazo de dos metros, recién salido de la cárcel caiga bien a un millonetis insoportable quien en principio lo único que ambos desean es salirse el uno con la suya de conseguir una tercera firma de oferta de trabajo rechazada para sangrar al Estado recibiendo el paro y no dar un palo al agua, y el otro fastidiar las pretensiones del marginado y someterlo a la humillación de tener que realizar un trabajo que no quiere.
Driss es un delincuente, familiar de delincuentes que durante toda la película muestra sus dotes de criminal burlándose de la Policía, aprovechándose de las prestaciones sociales, saltándose las normas, cometiendo mil y una infracciones; y Philippe un millonario a quien como al público, le hace mucha gracia primero humillar a un pobre desgraciado que tiene todo que perder y luego, por una vez en su vida, sacar los pies del tiesto y hacer lo que nunca se atrevió a hacer por sí mismo y colabora con el delincuente a realizar sus gracias delincuenciales. Y el público se troncha de risa y le parece muy bonito. Eso, si no te lo hacen a ti.
Presentar en el cine o cualquier medio de comunicación a un delincuente de forma simpática o victimista tiene un peligro enorme. Recuerdo a "El Lute", claro, como es un producto de la dictadura pues pobrecito, qué víctima fue,  "El Vaquilla", un delincuente típico de los tiempos de la Transición a quien la prensa y el cine hicieron un daño irreparable, hasta la muerte. En definitiva, que caiga bien un delincuente, una acción delictiva o el burlarse del Estado y de la autoridad es algo para mi incomprensible y dañino para todos, pero lo peor es que produce un efecto devastador en la vanidad y el egocentrismo del criminal, llevándolo tantas veces a la muerte, como al mismo Vaquilla, a Pirri y su compañero de reparto en El Pico, Pancho el de Verano Azul, varios de los protagonistas de Deprisa, Deprisa, en fin, un sinnúmero de fallecidos víctimas de la simpatía de los medios de comunicación.
Pero la peli es maja, se deja ver y se pasa un buen rato y además está bien hecha.