Canino, de Giorgos Lanthimos, es una película griega que ha sido merecedora del oscar en 2011 a la película de habla no inglesa y pudo verse en el festival de Cannes.
Una familia acomodada que vive en una mansión a las afueras de la ciudad, de donde los hijos, dos chicas y un chico nunca han salido y están siendo educados por sus padres sin contacto alguno del exterior. La única visita que reciben es de Christine, guardia de seguridad de la fábrica del padre que sacia los apetitos sexuales del chico.
Ellos creen lo que sus padres les cuentan y son de una ingenuidad asombrosa, aunque educados y emocionalmente fríos.
La película no es para recomendarla por rara, lenta y por las escenas de sexo explícito que contiene. Si lo vas a hacer, que sea a alguien que no pueda ofenderse. Hay muchas personas que van al cine a pasarlo bien y esta película no cumple ese requisito.
Esta cinta no está muy bien filmada, no es muy buena la fotografía, los actores no tiene guión para expresarse. No es divertida, los diálogos no son ágiles y el humor, deja que desear. Se podría decir que es algo para pseudointelectuales modernos, para tipos raros, para quienes quieren parecer diferentes.
Sin embargo es una fresca brisa para el cine, hartos de ideas manidas y eso es lo que tiene la peli, una buena idea, donde demuestra que por muchos impedimentos que se ponga a la libertad, esta, como el agua va buscando por dónde aparecer.
Canino es un film para reposar, la ves hoy y te deja un amargo sabor de boca, pero una vez regurgitada y de nuevo en el paladar, encontramos matices y pensamientos que te asaltan a deshora, sabores de los países europeos satélites de la extinta URSS, teorías ya pasadas y sobre todo la victoria de la libertad sobre las ideas idiotizantes del ser humano.
Pues a videarla y sobre todo eso, recomiendo que no la recomiendes.
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