martes, 13 de octubre de 2015

EL CARMEN DE MONTESIÓN (TOLEDO)

Mucho se ha hablado en Toledo desde que abrieron los restaurantes El Carmen vinculados a El Bohío de Illescas, ya sabéis, el restaurante de Pepe Rodríguez, el de la tele y de si tienen una estrella Michelín y parece que la tienen o que se la concedieron pero nunca se sabe si la mantienen. El caso es que queriendo ir a comer y harto de cordero, lubina y chuletón y después de haber probado un restaurante de estrella michelín como Casa José de Aranjuez, cuyo artículo publiqué anteriormente, me decidí por ir a uno de estos El Carmen, por lo que me informé y pregunté a amigos que han pasado por allí y resultó de lo más expectante.
Consultando sus propias páginas y las opiniones de terceros me decidí por El Carmen de Montesión en la Urbanización del mismo nombre, una de las zonas residenciales más sofisticadas de Toledo, que si bien no es una urbanización bonita se ven unos caserones impresionantes y otros que te los imaginas y no logras ver, pero tienen unas tapias enormes de altas y de largas y unas puertas mecánicas de aquí te espero.
Por cierto que El Carmen de la A 42 en Olías del Rey se subtitulaba de El Bohío y ahora no, se llama La Casa del Carmen, pero no he parado a indagar por qué.
De mi paso por Casa José de Aranjuez, resumo que fueron 70 euros de menú, 19 de un Ribera del Duero correcto, más IVA e invitación de gintonic. El resultado gastronómico fue interesante pero lo recuerdo algo insulso de sabores, como aquél lomito asado en picón de encina que te presentaban (seguro que era siempre el mismo) y luego emplatado resultaban cinco rodajitas de carne y se comían con unas pinzas de enfermería que no te decía ni fu ni fa. Eso si, la funcionalidad del restaurante, superior.
Pues bien El Carmen de Montesión lo superó con creces. A los fogones el maestro Iván Cerdeño, que se ha formado con Pepe en El Bohío y con Los hermanos Roca en el Celler entre otros.
El restaurante funciona perfecto y es agradable desde el primer contacto. Llamaron para confirmar la reserva tres horas antes. Al llegar te reciben en un minuto y te llevan a tu mesa perfectamente vestida, amplia y con espacios más que de sobra, preguntan si deseas un aperitivo antes de comenzar (Heineken 3 euros) y comienza la función ¡ya! con un aceite para mojar y flor de sal con pan de hogaza (gallego o candeal exquisitos) una mantequilla al orégano creada en su cocina y una aceituna gorda rellena. 
Aparece Alfonso, el Jefe de Sala que no es otro que el dueño de la anterior Restaurante sito allí mismo Casa Alfonso que se caracterizaba por la calidad y la cantidad pero sin grandes inventos, donde una rodaja de merluza era como la rueda de un coche y a un chuletón no le encontrabas pegas de rico y grueso. Alfonso te presenta la carta donde puedes elegir entre un menú de 40 euros (IVA incluído) con vino y agua y otro de 55 sin bebida y un tercero de 80 (30 más si lo quieres con maridaje de vinos). Ni que decir tiene que elegí el de 40, (ya sabes, la crisis y eso) y el vino titnto que correspondía y que iban sirviendo, (no te ponían una botella)  era Mano a Mano un conocido tempranillo de la tierra fuerte y correoso y si no te gusta pues te ponían otro del mismo corte aunque un poco menos agresivo. Ahí no andan finos, porque hay en nuestra bendita tierra vinos más aterciopelados y más baratos, de modo que ese es un punto a corregir. ¡Qué ganas de empeorar lo superior! El vino vino después de los aperitivos de presentación que traía una sangría muy buena, pero yo lo hubiera querido antes y el agua demasiado tarde aunque no lo eché de menos, para aguas no vamos allí.
El menú se compuso de platos de un bocado:

Arenque sobre pepino, yogur y albahaca, exquisito con todos los sabores perfectamente distinguibles.
Buñuelo de queso, sabroso y ya empieza a notarse la fortaleza del gusto y la saciedad.
Y otros que duraban más:
Gazpachuelo de vendimia (uvas y sardina) riquísimo y refrescante.
alta cocina - cocina de temporada
A la derecha el gazpachuelo


Atascaburras (arriba) que es un plato manchego a base de bacalao, patatas, aceite, azafrán... muy logrado con los sabores típicos de La Mancha perfectamente reconocibles.
Guiso de puerros buenísimo y donde vas notando que te llenas, con claros sabores de todos los ingredientes.
Chipirón (dos) con tinta. Este plato que estaba bueno fue quizá el más flojo, porque sabía a eso pero sin sorpresa o matices.
Taco de vaca con milhojas de patata. Es un tronco de carne de morcillo o zancarrón con una reducción de salsa española muy fuerte y que llena mucho y te deja muy satisfecho, pero no deja de ser una carne de segunda, aunque ahí está el arte. Me encantó.
Al final te ofrecen repetir si te has quedado con hambre y con hambre no te quedas, pero hay que aprovechar y pedí el gazpachuelo que estaba riquísimo y sirvió de desengrasante, como el famoso sorbete de limón.
De postre un dulce con un matiz de almendra amarga delicioso y delicado, finísimo. Luego para el café una magdalena francesa, una nube y una gominola.
La verdad es que la experiencia ha sido para volver y para recomendar, eso sí aquellos que vais de boda y alguna vez habéis dicho "salí con hambre" no vayáis, no porque vayas a salir con hambre, sino porque no está indicado para personas con ese criterio.

3 comentarios:

  1. He estado en el Carmen de Olías y se ajusta a lo que describes en este artículo.
    Muy bueno lo de la repetición que a mi no me ofrecieron. Los platos (Platitos) muy buenos en general.

    ResponderEliminar
  2. Según tengo entendido, El Bohío se habría salido de El Carmen de Olías.

    ResponderEliminar
  3. Pues el tal Alfonso es un impresentable. Varios amigos acordamos celebrar el convite de la comunión en su anterior restaurante en ese mismo lugar y al cabo de varias semanas nos llama el impresentable de Alfonso diciendo que las fechas que habíamos acordado ya estaban reservadas. Si todo lo que hace tiene el mismo sello, poco recomendable debe ser el lugar.

    ResponderEliminar