domingo, 21 de diciembre de 2014

RESTAURANTE HIERBABUENA, TOLEDO

Este año los compañeros de trabajo decidimos o más bien decidió el líder del grupo, que no íbamos a esperar a quedarnos sin restaurante para la ya tradicional cena de compañeros de navidad y reservamos en el mes de julio en el Restaurante Hierbabuena, un clásico ya en Toledo que vino con vitola de comida francesa, con mucha salsa y cosas novedosas por estos parajes del estofado, el asado y el chuletón y que tuvo su sede más estable en San José.
Hoy Hierbabuena se ha modernizado y trasladado a un local emblemático como es el que fue el antiguo Restaurante Emperador en la circunvalación o "dando la vuelta al valle" empezando por el Puente de San Martín, y que ya sólo se parece a lo que era en la fachada y el comedor primitivo, pues el excelente salón acristalado desde donde puede verse de día parte del casco histórico y el valle era anteriormente una terraza al aire libre donde era una maravilla cenar.
Comedor principal con vistas

Este que veis es el comedor principal, pero tiene otro cubierto que es el de toda la vida y que debe ser menos solicitado. Pues bien, es verdaderamente bonito y tiene suficiente espacio para que los camareros evolucionen sin molestar y sin cruzar por encima de los clientes, en realidad pueden meter y sacar los platos como debe ser y así lo hace el personal que es atento y profesional. Sentado a la mesa se está a gusto y sin apreturas.
Las mesas están perfectamente vestidas, copas, vasos, cubiertos, porcelana, sin excesos de material y sin que se note la ausencia de muletón, que no tenía y no se le echaba en falta.
Al pasar por las proximidad de la cocina escuché una voz muy tradicional, "empieza la mesa cuatro" lo que indica que se trabaja al método profesional de verdad.
Este local cuenta con una cafetería y gastrobar muy bonito justo debajo del comedor, acogedor y decorado muy bien al estilo clásico y oscurito, con luces tenues, con buenas vistas y con unas escaleras que invita a bajar al valle, pero eso será en verano. 
Una vez colocados todo empezó a surgir con agilidad y prontitud, llegando los platos a la vez, bien de temperatura y muy bien cocinados, todo limpio y ordenado. Se levantó la mesa en perfecto orden todas las veces y sin darnos cuenta estábamos en los postres haciendo comentarios de los platos que en general gustaron.
Los peros fueron que a uno de los comensales no le gustó la croqueta de mejillones, algo salada y le pusieron algo de jamón que parecía que estaba más tieso que la pata de Perico y encima se lo colocaron a una señora que flipaba en colores hasta que se deshizo el entuerto; el vino era Mano a Mano de Alhambra, Ciudad Real, un tempranillo joven roble (seis meses en barrica) que resultaba sabroso pero algo astringente y la cosa es que era de 2011, señores es dos años más antiguo de lo que debiera, ¿pedisteis mucho y se os quedó ahí? o dijisteis "a estos que tienen cara de tontos" Es lo que tiene racanear el precio, que al final te la meten por otro lado, aunque por 50 euracos podían haber quedado bien, que barato no era.
Por otro lado, al poner la ensalada no trajeron cubierto de servir hasta que no lo pedimos, ¿pensaban que íbamos a meter el tenedor todos ahí?
El menú fue el siguiente:
Aperitivos
Cucharita de vinagreta, croquetita de jamón y otra de queso con hierbas (esta no gustó) pero al tomar el vino producía unos sabores espectaculares.
Entrantes 
Croquetón de mejillones tigre. Hay quien dijo que saladito; crep de puerros y gambas (aplauso general), muy fino y sabroso; ensalada de rulo de cabra caramelizado; rollito de calabacín con picadillo de ciervo y verduritas, muy bueno pero salado. Si a la carne de ciervo, potente ya de por si le ponemos sal de más está sabroso, pero te acuerdas al cabo de un momento del saleroso.
Los platos principales fueron Rodaballo al horno en salsa romescu, bien hecho y de gran calidad el pez. Pusieron dos rodajas no muy gruesas pero que resultó suficiente; o solomillo de ternera con fua de pato a la salsa de vino tinto. Lo probé, muy rico y los medallones de tamaño muy hermosos. Hay quien dijo que quería una alternativa y le ofrecieron presa ibérica, y dijo que estaba bueno pero parece que le dejó algo indiferente. 
  
Postres
El postre, esto que veis en la foto (perdón pero el móvil no da para más) tuvo su aquél porque traía tres testuras y tres sabores y debías decidir qué tomar primero: fue rollito de chocolate, tarrina de crema de turrón y sorbete de lima y así es como se comió generalmente. Gustó bastante.
Café y copa de calidad y cantidad. Yo me tomé un güisqui y calentito que estaba yo noté aromas de madera y ahumados y me gustó, era abundante, pedí Jonny Walker y debía de serlo.
En la mesa de al lado había cinco chicas con las que tímidamente nos comunicamos y los camareros muy simpáticos ellos las hicieron una gracia trayendo una cúpula para ahumar in situ algunos platos como por ejemplo un taco de atún. Por el aroma a picón que dejó el invento promete y ganas dan de volver a probarlo, ¡a ver si alguien me invita! porque sino me voy a quedar con las ganas o lío lo mismo para el año que viene y lo meto en el menú.
¡Saludos!

1 comentario:

  1. ¿No crees que es hora de cambiar de móvil? El blog, bueno de por sí, ganaría más si cabe con documentos gráficos de mayor calidad.
    Buena entrada por cierto. Me abrió el apetito. Me voy a cenar (pizza cogelada).

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