domingo, 16 de septiembre de 2012

MANIFESTACIÓN DEL 15 S

La manifestación del 15 de septiembre fue mal parida desde el inicio, desde su concepción. A priori parecía una buena idea que no hubiera uno o varios sindicatos convocantes ni que hubiera un lema, pero el resultado fue difuso y nada esclarecedor, como no sea  que aparecieron quienes realmente estaban detrás de todo el meollo.
Durante la gestación del parto, no entendía y sigo sin entender las diferentes excusas que los trabajadores de mi colectivo aducían para no manifestarse, entre otras cosas porque estas eran peregrinas, y tan dispares como que "tengo el cumpleaños de mi hijo" o que "no voy a madrugar tanto para ir a una movilización que no sirve para nada". Pocas fueron los que dieron razones que al final coincidiera con la realidad de la cosa, que detrás de la convocatoria estaban los sindicatos de siempre, que los sindicalistas desprestigiados de siempre se iban a hacer con las riendas del cotarro, que los distintos colectivos iban a aprovechar por arrimar el ascua a su sardina, como fueron los republicanos, los partidos políticos o las asociaciones de mujeres. ¿De qué era la manifestación?, ¿de quien?
La realidad fue que allí cada uno iba por su lado, un batiburrillo de intereses que no se sabía muy bien a quién correspondía, una cantidad de gente minúscula respecto a los millones de personas a quienes iba dirigida la concentración. Cuando "las mareas" llegaron a la plaza de Colón, se detuvieron en el límite de la sombra y no accedieron a la plaza, dificultando el acceso de otros colectivos que quizá hubieran querido llegar, la manifestación se quedó en las calles adyacentes. En la plaza de Colón se circulaba a pié sin dificultad, hacía un calor tremendo y los manifestantes buscaban los bares para refrescarse. Hubo colectivos que se quedaron a mucha distancia, sin intención de llegar a la plaza, haciendo sus cucamonas y diciendo sus paponás que sólo ellos oían y sólo a ellos interesaba.
Las intervenciones de los líderes sindicales se hicieron esperar y a las doce y media, en medio de los discursos, la masa se movilizó en sentido contrario en busca de sus autobuses, dejando a los intervinientes  con la palabra en la boca. 
Los sindicalistas hicieron un discurso con tono mitinero pero vacío de contenido. Lo más curioso fue que se pidió un referéndum para ratificar si se quieren o no las políticas del gobierno. ¿Desde cuándo los referéndum son para eso? ¿No se convocaron elecciones legislativas? O se pide que se convoquen nuevas elecciones o se intenta derribar al gobierno, pero ¿un referéndum? ¿quién lo pidió?, ¿tú acaso?. Allí no se habló de Función Pública, no se defendió al trabajador público ni al servicio público, ni qué medidas debían tomarse antes de recortar el sueldo a los funcionarios o recortar en sectores estratégicos. 
En definitiva, un despropósito, cortísima asistencia de afectados, sin lema, sin reivindicar en un sentido claro. Los líderes hicieron un discurso profesional, "tengo que decir algo que para eso me pagan, pues algo digo", manipulación por parte de algunos políticos que asomaron por allí y los que luego salieron a la palestra como si todo aquello fuera suyo, y falta de protagonismo del sindicato mayoritario en la Administración. Lo mejor, la masiva asistencia de bomberos venidos de toda España. ¡Qué lección la de los bomberos!
¡Mira que me jode dar la razón a los flojos! Pues en esta ocasión, sin  razones, acertaron, para eso, no voy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario